Wednesday, May 17, 2006

Un día de furia

Todo acto de bondad es una demostración de poderío.
Miguel de Unamuno


La noche del 16 de mayo, volviendo de la facultad a mi casa, me ocurrió algo inesperado.
Después de una larga jornada de labor, de alegrías y sinsabores, me senté en la fuente del Patio Olmos, para contestar un mensaje que me mandaban a mi celular.
Procedo a sacarlo y cuando lo hago, un individuo me lo arrebata de mis manos y sin entender nada, empecé a correr tras él y gritando que me lo devolviera, que lo necesitaba para mi trabajo, y alertaba a las demás personas de que me habían robado mi celular.


Una chica, que escuchaba mis gritos, le puso el brazo y logró que el ladrón se desconcertara, este, detuvo su marcha y arrojó el celular con toda la rabia al piso, fui corriendo, lo levanté del suelo, y me volvi a buscar mis cosas que habían quedado atrás después de la corrida.


A mi regreso estaba una parejita, Ramiro y Natalia, me estaban cuidando mis cosas y recogiendo las que se me habían caído al piso, al rato, escucho un grito que me dice "flaca veni acà te lo traje", era Mariano, un chico que observó la situación y pensó que yo no tenía mi celular, lo traía dispuesto a pegarle hasta el cansancio por lo que había hecho.


El ladrón, me pidió disculpas formales, y me dijo que lo había hecho de bronca porque a él ese mismo día le habían robado el celular, cinco personas más se acercaron y entre todos empezaron a insultarlo, tirarle golpes, hasta que el delincuente se quebró en llanto.


Por ahí pequé por ingenua, el tiempo lo dirá, pero me metí al medio para que no le pegaran, en realidad, no para defenderlo a él, sino por seguridad de mis defensores. Eran seis personas defendíendome y diciéndome palabras reconfortantes, conteníendome con un abrazo alentador hasta que todo llegó a su calma.


MIS SIETE ÁNGELES
Antes de concluir este relato, quiero agradecer a estas siete personas, siete ángeles como les dije aquella noche,por ayudarme, por consolarme, por defenderme como si fuera su hermana, prima, amiga, lo que fuere, por la indignación que sientieron ante el hecho y por verme así.
Mariano, Ramiro, Naty, Tucu, negro, flaco, flaca, gracias por haberme ayudado en ese momento tan tedioso.

Desde este humilde blog, quiero agradecerles por el valor que tuvieron al enfrentar la situación, y por no dejarme ni un minuto sola y un agradecieminto muy especial a mi gran amigo, hermano, Turco Mustafá, por haber venido a mi rescate y luego proceder a calmarme con sus historias.

A todas estas personas, gracias de todo corazón por hacerme valorar que todavía existe gente buena, que todavía existe la persona desinteresada, que puedo creer en la palabra solidaridad, que tengo en frente a la caridad, que hay gente simple, que todavía puedo decir esa palabra mágica "MUCHAS GRACIAS".
Por todo esto y mucho más gracias a mis siete ángeles.
Y como dice Unamuno al principio de este blog: "todo acto de bondad es una demostración de poderío".
Gracias por demostrarme su poder.